¡FELIZ LUNES!

Hola queridos lectores:

Ya vamos llegando al final de la aventura y no quisiera cerrar el blog sin compartir con vosotros un cuento que me encanta de Julio Cortázar. Este cuento es uno de los muchos favoritos que tengo del autor y se titula «La autopista del sur«. Para leer el texto pincha aquí. Espero que os guste.

El cuento narra un grandioso embotellamiento en la autopista entre Fontainebleau y París. Era un domingo por la tarde y no se podía avanzar por la autopista porque en una parte de la carretera debió de haber sucedido un accidente. Con el transcurso de las horas los viajeros se fueron conociendo y nos muestra un amplio abanico de personajes: Un ingeniero en un Peugeot 404, dos monjas en un 2HP, una muchacha en un Dauphine, un pálido señor que conduce un Caravelle, un matrimonio con su hijita en un Peugeot 203, un matrimonio campesino en una Ariane, dos jovencitos molestos en un SIMCA, dos hombres con un niño rubio en un Taunus, etc.  Todos los que estaban en el atasco se fijaban en los demás, estudiándolos minuciosamente hasta aburrirse.

Estaban totalmente detenidos bajo el calor del verano. Algunos se bajaban para estirar las piernas y cuando regresaban traían noticias inquietantes y casi siempre falsas de los motivos del paro. Todos comentaban los sucesos.Las noticias sobre lo que había podido suceder cambiaban a lo largo de la tarde, y ya bien entrada la noche, llegaba gente con más noticias, siempre contradictorias a las demás.

Al anochecer la columna hizo su primer avance importante de apenas 40 metros, pero pronto se fue acabando el agua y los alimentos, de modo que entre muchos se ayudaban entre sí y racionalizando al máximo todo. La mayoría dormía en los coches, y otros en el pasto al costado de la autopista. Por la mañana se avanzó muy poco, pero nadie perdía las esperanzas de que esa tarde se abriera la ruta a París. Pero nada pasó y todo seguía quieto. Entre la mayoría decidieron que uno del grupo podía encargarse de la organización y así no habría más problemas hasta llegar a París. De ello se encargó uno de los ocupantes del Taunus, quien mandó a tres personas a buscar agua, pero sólo pudieron llegar con una cantimplora llena, y su dueño reclamaba provisiones para dos personas. En su búsqueda, el ingeniero advirtió que más adelante se estaban formando grupos con problemas semejantes, incluso un hombre le dijo que se negaba a hablar con él del asusto y que lo comentara con el representante de su grupo, cinco coches más atrás.También se ofreció la muchacha del Dauphine para poder atender a los ancianos. Algunos enfermaron y, por el empeoramiento del clima, otros se fueron dejando su auto; una anciana falleció dejando a su esposo sin resignación alguna y otro hombre se suicidó.

En general el relato abunda en descripciones de lo aterrador y variopinto que puede ser el comportamiento humano en una situación límite, de modo que vemos las personalidades de los humanos en su más profunda naturaleza, tanto positivas como negativas, y las relaciones y vínculos que se establecen en tales situaciones, donde el ser humano tiende a vivir en comunidad y formar estamentos.

Es constante observar en los personajes la desesperación y el agobio que implicaba que el problema del atasco y su consiguiente falta de recursos y provisiones para poder sobrevivir, se alargase tanto . Y son esas experiencias, la situación y emociones que pueden conllevan a algo semejante donde se juega con la supervivencia, ese agobio, y ese contacto y relación con y entre los personajes lo que hace que el lector sienta empatía por la causa y la sufra de principio a fin.  Y todas esas pérdidas que se producen de los personajes, todos y cada uno de los sufrimientos que se producen, el lector las siente como suyas, como si fuesen parte de tu familia, solo por empatizar hasta el punto de trasladarse al embotellamiento y sentirse parte del grupo.

A pesar de que los acontecimientos se suceden cronológicamente, desde que empiezan el tramo de la autopista hasta que llegan a París, es curioso el detalle de la relatividad del tiempo, (y en esto es especialista Julio Cortázar), porque en ningún momento se habla de dicho aspecto. Pero por muy inverosímil que nos parezca lo que se prolonga el embotellamiento, deducimos por el texto que dura varios meses, y lo vemos por el paso de las estaciones sobre los acampantes: pasan de verano al invierno con tal naturalidad, que no resulta propio de un género breve como es el cuento. Finalmente poco a poco se iban acercando a una ciudad, y a medida que pasaban los días, las temperaturas iban en aumento, ya no hacía tanto frío, y esto es más curioso aún porque para mí va más allá que una interpretación temporal como tal, para mí, tiene una total relación y evolución con el estado emocional de los personajes, pasando de la degradación total y humana (así como temporal) al progreso de los mismos.

Una tarde el horizonte había cambiado, toda la columna comenzó a moverse, cada vez más rápido hasta que el grupo se disolvió hasta dejar de existir. El del 404 salió por un momento del coche mirando por las ventanillas de los demás con la esperanza de recomponer el grupo, pero no pudo ser posible. Ya no volverían a repetirse aquellos momentos que pasaron todos juntos. Y este hecho es algo realmente bello dado que nos invita a saborear los momentos y a mirar con positivismo el suceso, y a volver a tener fé en la humanidad y en los valores bondadosos del hombre, pues gracias a ello el grupo se iba uniendo cada vez más a pesar de ser completos extraños todos, tendiéndose el brazo y remando a la vez por la misma causa.

 

El desenlace de la historia es esperado, se sabe que de un momento a otro iban a llegar a París. Pero es curioso que cuando por fin comenzaron a moverse, los personajes vuelven a su vida normal olvidando casi a todas las personas que llegaron a conocer con las ansias de poder comer, beber agua, bañarse y todo lo demás que no pudieron hacer durante esos días que estuvieron en ese embotellamiento.

 

 

3

FELIZ SEMANA Y PRE-EXÁMENES A TODOS.

 

 

 

Deja un comentario